Esta primera exposición madrileña se concentra en las 300 y tantas iglesias restantes de la era española construidas en las islas Filipinas del siglo XVI al final del siglo XIX.  Empleando su colección de dibujos, impresos, mapas, libros raros, fotografías añejas y contemporáneas,  la biblioteca de la Fundación Ortigas da énfasis a estas estructuras de patrimonio, dispersados en todas partes del archipiélago, como vínculos duraderos entre España y su antigua colonia. La intensa rivalidad a finales del siglo XV entre España y Portugal en el establecimiento de puestos  comerciales lucrativos en las islas de las especias, trajo a Fernando de Magallanes y su tripulación a las costas de Filipinas en 1521, en una ruta global.  El puesto más lejano en el Reino de España debía ser administrado por Nueva España (México) durante los próximos 300 años. La capacidad de los primeros frailes para establecerse en las islas, hacer amistades, bautizar y administrar a los nativos y, más tarde, reunirlos para construir grandes iglesias de piedra cuyo tamaño y forma arquitectónica eran completamente extraños y enormes para ellos, es en sí mismo una historia significativa. A mayor escrutinio y comparación, muchas de las iglesias locales tienen fachadas, muros y detalles distintivos de sus homólogos europeos. Los frailes, con dibujos, bocetos y planos rudimentarios pasan éstos a los masones chinos, grabadores y carpinteros filipinos y un gran número  de otros trabajadores que pueden haber incluido esclavos del norte de África  y artesanos mexicanos. El resultado ha sido hasta hoy, un debate continuo sobre la procedencia de los distintos estilos de estas iglesias. Construidas en el centro de cada pueblo, conforme a la planificación urbana española, estas iglesias figuraban en papeles importantes - proteger a la población de las incursiones periódicas por los comerciantes de esclavos, convertirse en centros de refugiados debido a los tifones anuales y numerosos terremotos, y usado para acontecimientos importantes como la ratificación de la primera constitución del país. Después de la revolución contra España y, a continuación, convertirse en una colonia norteamericana, las tierras de los frailes fueron expropiadas y la administración de las iglesias se pasó a los sacerdotes seculares.  Con excepción de algunas iglesias bien conservadas, muchas a través del tiempo, han deteriorado y como en los acontecimientos más recientes,  algunas han sido totalmente destruidas por terremotos y tifones más poderosos debido al cambio climático. La exposición termina reflexionando sobre el destino de las iglesias, como la pobreza, medidas de conservación inadecuadas, y una iglesia decreciente que desafían la existencia continuada de estas iglesias.  Se presentan varios ejemplos notables de una cuidadosa labor de conservación que deseamos inspire y guíe a otros a preservar estos últimos vínculos físicos entre los dos países.

 John L. Silva